Dicen que Fernando Lugo
le dijo a cada zutana:
"Debajo de mi sotana
tengo el remedio verdugo
que te libera del yugo
y de todo el desespero.
Abre las piernas que quiero
exorcizarte el espanto
con éste, mi erguido santo,
que es un santo limosnero".
Pues bien, todo un mujerero
recibió aquel exorcismo
y se aferró al catecismo
del buen cura curandero.
Por eso es que un noticiero
a la sazón ha informado
que este padre le ha ganado
al colega aquí presente
ya que llegó a presidente
con más de un golpe de estado.
Muchas damas se han colgado
en la tierra paraguaya,
una especie de medalla
con Fernando retratado.
Se lee en dicho grabado
un escrito muy curioso:
"El santo libidinoso
de toda mujer creyente.
Rézale a tu Presidente
San Pateste Milagroso"
Octavio Montiel
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