domingo, 31 de enero de 2010

Los de la semana pasada

El 29 de enero se publicó una Carta Pública firmada por 63 personas de la redacción de diario El Telégrafo en la que expresaron su preocupación porque han "conocido de un proyecto que desde las altas esferas del Gobierno se piensa implementar, amparado por El Télégrafo, por ahora con el mismo presupuesto, y presumiblemente con los mismos recursos humanos, pero ya no con la visión del medio público, sino con la de un medio gubernamental (...) pretender construir un nuevo medio sobre las aún inacabadas bases de un proyecto inédito de periodismo público, es echar tierra sobre él; es enterrarlo".
En la misma edición, en la página 11, treinta y cuatro editorialistas publican una carta de título "Gobierno, sociedad y medios públicos" en la que advierten que "en las últimas semanas ha trascendido, por diversos espacios informativos, la intención de algunos funcionarios del Gobierno nacional de crear un órgano de difusión oficial que, valga recordarlo, no es ni remotamente lo mismo que un medio público".
Solo como nota a un lado, fíjense en las cursivas mías: se han enterado por diversos espacios informativos... ¿Por cuáles serán? ¿No que no leen la prensa de los medios privados? ¿O habrá sido en una cadena presidencial? En alguno de los dos espacios debe de haber sido porque en El Telégrafo sí que no han de haber publicado nada de eso... hasta ahora, claro. Pero dejemos esa observación a un lado, porque aquello de crear un medio público es una necesidad impostergable, indiscutible y muy bien vista. Lástima que recién "salten" porque hoy ellos han sentido el mismo látigo o intromisión que ha tenido el régimen con los medios privados.



Ya ha de salir algún mal pensado diciendo que el fiscal Pesántez le ha pedido prestado el cuello ortopédico a su mujer (la acusada de atropellar y causar la muerte a Natalia Emme) para salir a defenderse. No, amigos, lo dibujé con cuello para protegerse de los que le quieren estrangular...



La semana pasada Su Majestad Rafael I detuvo la caravana presidencial que se desplazaba por las calles de Machala, para enfrentar a un hombre que supuestamente le había hecho señas a su paso. El individuo en mención (no, no, el otro) buscó refugio en una vulcanizadora, pero pronto se le desinfló su intento porque los guardaespaldas de correa le poncharon la dignidad y como un saco de papas lo lanzaron al balde de la camioneta policial. Al día siguiente, Rafael Correa ofreció sus disculpas pero... por la forma infame como le había tratado la policía.


El Ministerio del Litoral, inventado hace dos años y algo más, ya no tendrá razón de ser. Lo han dicho sus mentalizadores y hoy se lo llevan... al viento.



1 comentario:

David Guerrero dijo...

Ya sé que es caricatura y como tal no tiene matrimonio con la realidad.. en fin. Sobre la caricatura de El Telégrafo, como siempre, me hiciste sonreir, aunque esta vez en medio de preguntas. Tal vez ese latigazo no venga directamente de R. Correa... pero sí me gustaría saber por qué calla.
Por lo demás que piense, me acojo al derecho del silencio al igual que él.