miércoles, 31 de octubre de 2007
A Eloy Alfaro lo arrastraron en 1912
La última voluntad de Eloy Alfaro fue que lo entierren en Guayaquil. Pero como ahora "La Patria ya es de Todos" sus restos también lo serán. Una parte quedará en Guayaquil y otra en Montecristi, sede de la Asamblea Constituyente. ¿Se imaginan si hacen la Asamblea itinerante? Tendrían que espolvorearlo por todo el país...
martes, 30 de octubre de 2007
Cuando 1 es + que 1 premio
No solo las matemáticas son casi incomprensibles para el común de la gente. Mucho más lo son algunas decisiones de ciertos matemáticos.
A usted y a mí, simples mortales, seguramente nos importaría un pepino no entender “el teorema de Fermat” o la “hipótesis de Riemann”, pero, definitivamente, nos atormenta y rompe la cabeza el enigma de porqué el matemático “Grisha” Perelman rechazó un millón de dólares que quisieron darle como premio por resolver “la conjetura de Poincaré” planteada hace más de cien años.
Dicha conjetura afirma que si un lazo en un cierto tipo de espacio tridimensional puede ser deformado hasta un punto sin rasgar ni pinchar, ni el lazo ni el espacio, ese espacio es equivalente a una esfera. ¿Entendió? No se preocupe. Científicos de mayor calibre que nosotros tampoco lo hicieron. Hasta hoy. En todo caso, digamos que la conjetura es fundamental para la topología, la rama de la matemática que trabaja con las formas. Así, para el topólogo, una esfera, un cigarro o la cabeza de un conejo son lo mismo porque pueden deformarse hasta convertirse uno en el otro.¡Vaya descubrimiento, digo yo! Si desde hace rato que sabemos nosotros cómo la cabeza de nuestros presidentes se convierten fácilmente en “cabeza de turco”, de alcornoque o de chorlito. Lo que no sabíamos es que lo podíamos demostrar matemáticamente. Aunque es justo precisar que aquello no es “la conjetura de Poincaré” sino una “conjetura generalizada”.
“Para mí, alguien que rechaza un premio de un millón de dólares, en lugar de genio es un perfecto idiota”, dijo una señora mientras compraba el periódico. La lavandera de la casa comentó: “el tal Perelman podrá ser todo lo matemático que quiera, pero se ve que no sabe de cifras”. Sea lo que sea, Perelman demostró que un premio de un millón de dólares es matemáticamente inferior a la satisfacción de dejar con la quijada en los zapatos a los jueces del certamen y al mundo entero, al rechazar la medalla Fields, considerada el “Nóbel de la matemática”. Los premios se rechazan o se aceptan según de quién vengan (aunque hay quienes no hacen distingo cuando es jugoso el galardón…). Baudelaire hablaba de preseas que se desprecian igual que algunas mujeres… por haberse “ensuciado” con ciertos hombres. Pero Perelman ¿por qué lo hizo? ¿Razones políticas? ¿Ideológicas? ¿Quizá personales y de temperamento -pues no es la primera vez que “Grisha” rechaza un premio? Según Ricardo Pérez Marco, con quien conjuntamente ganó el Premio Europeo en 1996, “Grisha” se resistió una vez más a recibir el galardón en rechazo a la falta de ética, el conformismo y la mediocridad con que en los cenáculos científicos y académicos normalmente marginan y cierran los caminos a los verdaderamente buenos.
¡Ahhh… los premios! ¿No fue envidiando uno que Caín mató a Abel? Son la rivalidad hablando en voz baja, ¡son la aprobación de nuestros dioses! Quien no ha ganado un premio no sabe lo que es sentirse tan importante. Como el pulgón dando un discurso en la Asociación de Piojos, o el neandertal entrando al club del Cromagnon. Atraviesan tanto nuestra vanidad que por eso el gesto de Perelman es loable, justo, admirable. (casi digo… “se merece un premio”). Porque, sin duda, más meritorio que ganar un premio es ser capaz de rechazarlo.
Solo un cuestionamiento le tengo a Perelman: explicó cómo cualquier cosa sin agujeros ¡tiene que ser una esfera! Pero yo, sin ser matemático, puedo demostrar que a mitad de mes mi bolsillo “se hace bolas” y sin embargo presenta agujeros… Al menos no me explico de qué otra forma es que se me escurre el sueldo.
“SE LAVA CARROS CON AGUA BENDITA”
¿Dónde lavaban su auto James Bond, el súper agente 86 o Jean Claude Van Damne? Al parecer uno de los secretos mejor guardados de estos audaces agentes no residía en el modo de conquistar a las mujeres ni en cómo penetrar subrepticiamente en los cuarteles de sus enemigos. A mí por lo menos me resultaba un enigma porqué nunca sus fantásticos automóviles se volcaran, estallasen, o volaran en pedazos durante esas velocísimas persecuciones.
Hoy encuentro que todo era más simple: ¡hacían lavar su auto con agua bendita!, tal como lo hacen, ya masivamente, en una iglesia cristiana de Manchester, en el Reino Unido. Si bien aquí no garantizan la disminución de riesgos de accidentes está claro que abonan, según afirman, a la conservación del planeta mediante el reciclamiento del agua que usan para bautizar a sus fieles. Y lo hacen bien porque el bautismo en la iglesia cristiana es por inmersión y no por aspersión como tan tacañamente lo hace la católica, con lo cual se desperdiciaban –dicen- 550 galones semanales.
Pero si bien el misterio de James Bond me ha quedado develado, me ha surgido otro mayor. ¿No que el bautismo era un símbolo de purificación, lleno de significaciones sagradas? La iglesia en su afán de modernizarse y atraer fieles de esta época postmoderna ha hecho un download y se ha bajado una versión más actualizada del bautismo, pero le ha quitado su significación simbólica sagrada, al volverle utilitario.
Pronto llegará el día en que lanzarán la hostia como freezbee o la fabricarán enriquecida con hierro y la producirán en paquetes de doce unidades para consumirlas durante el día, y sentirse con aliento olor a Dios o purificados por su “carne”.
No sabemos si en esa iglesia en lugar de llamar a misa, pondrán anuncios de “se lava autos”, pero es claro que tarde o temprano podrán también iniciar el negocio del rodapiés bendito donde restregar las suelas de los zapatos y bendecir así los pies que nos conducirán con bien en ese día.
Ellos dicen que no hacen negocio con Dios o que banalicen algo serio. Lo que intentan es no desperdiciar recursos. Más todavía éste que en cincuenta años será, según UNICEF el gran porqué de las guerras, en lugar del petróleo. Y hacen bien. Al fin y al cabo estamos acostumbrados a que cuando se inaugura una represa o algún puente se salpique agua bendita.
Me adhiero entonces a esta nueva religión recicladora y conservacionista del planeta. Y hago votos por que se incentiven esos lavados -que sería como dar la hostia a los automóviles-, puesto que para muchos la vida transcurre en su auto, pasan todo el tiempo en él y es la expresión más sublime de su corporeidad, pues han hecho del auto su segunda piel, su cuerpo socialmente más presentable o, como dice Roland Barthes, nuestra casa simulada.
“Se lavan carros con agua bendita”. Definitivamente, un gran eslogan publicitario o un llamado religioso. En cualquier caso, es efectivo y emulable porque el antiguo saludo de “vaya con Dios” hoy es por fin un anuncio publicitario real.
Lo único que me preocupa es que si el propósito de la inmersión es limpiarnos del espíritu de pecado, ¿no estaremos impregnando los carros con la mugre espiritual de los bautizados?
¿YA FUMÓ EL TABACO SIN HUMO?
Se llama Taboca y la Phillip Morris la produce como alternativa para adultos que quieren dejar el cigarrillo. Por su parte, la NN investiga una vacuna que quitaría el placer de fumar. Y en Inglaterra fulano de tal está a punto de lograr la patente de una bebida con sabor a güisqui que causa su misma euforia y desinhibición, pero no emborracha. ¡Cuánto tiempo falta para que alguien invente el chip que controle la eyaculación precoz? Si acaso aquello ocurre, el mundo espera que no venga en forma de supositorio...
Todo lo que antes dependía de la voluntad o era resultado de un arte y el esfuerzo humano hoy es desplazado por los chips y los botones. La calculadora en su época fue el “tabaco sin humo” de las operaciones matemáticas, que, según sus detractores, nos quitó la “nicotina” y los dolores de cabeza de la agilidad mental.
No reniego del avance tecnológico. Aún me sigue pareciendo sorprendente que con un botón, máximo dos, pueda llamar a un ascensor y elevarme al quinto piso. Pero parecería que tenemos una tendencia natural a… desnaturalizar las cosas. Si hemos de ser aficionados al cigarrillo porqué habríamos de quitarle la nicotina o el humo. Del café lo mismo… ¡a tomarlo descafeinado!. Y no digamos nada de la hamburguesa vegetariana que no es de carne sino… de soya. (Mucho menos mencionemos a las muñecas inflables de sabores.)
Es que la humanidad va en permanente búsqueda de disminuir los daños, las enfermedades y el dolor, dirán otros. Pero cuando veo las guerras no estoy tan seguro de ello.
Dejar de fumar es una vieja aspiración… moderna. Jamás se oyó de algún shamán que lo hubiese intentado o que haya interpuesto un juicio a la selva amazónica. Tampoco de los apaches fumadores de la paz. Nunca antes se publicaron libros de recetas para “dejar el vicio”. Hoy proliferan los métodos. Cuando Greta Garbo quiso aplicar uno de ellos, en “Ninotchka”, le advirtieron lo ridícula que se veía al seducir a Melvin Douglas chupando una menta. Tuvo que repetir la escena y resignarse a hacerlo fumando con pitillo largo.
La diversidad de intentos incluye aplicarse un parche. Pero un amigo, que a más del tabaquismo practica la gordura, me dijo que dejó de usarlo cuando su mujer se negó a compartir el lecho “con una llanta recién vulcanizada”…
Del hipnotismo ni hablar. Hay aquellos que junto al tabaquismo desarrollaron el insomnio, de modo que allí donde el terapeuta decía “dueeerme, dueeerme” ellos reconocieron en silencio que debían buscar primero un método para dormir, antes de volver al hipnotista.
En fin, acupuntura, parches, baños de asiento, todo por evitar los efectos devastadores del tabaco, que van desde la descompensación nerviosa hasta el cáncer de pulmón. Pero si el tabaquismo altera los nervios, es evidente que el anti tabaquismo los está destrozando más. Sobretodo a los ejecutivos de la Philip Morris…
Me parece bien que la gente deje de fumar y ocupe la boca en actividades más provechosas, como por ejemplo cerrarla cuando no se tiene nada que decir. Pero quitarle el humo y la nicotina al tabaco para seguir fumando sin riesgo, es como el café sin cafeína, las carnes sin grasa, la vitamina B antes de irse de juerga, o una suegra en taller de auto superación. Vale decir… intentos de algo o de alguien por reducir su efecto destructivo.
Y no se crea que me niego a que la Humanidad pretenda el bienestar y busque la reducción de la enfermedad. A lo que opongo resistencia es a que dejemos de llamar a las cosas por su nombre. Secuela de ese vicio es que a las guerras hoy llamemos “guerras tecnológicas sin daños colaterales”
¡El que quiera fumar pues que se joda! Y que siga succionando el cáncer que escogió. En mi caso lo único que me sigo chupando es el sueldo, y hoy que empiezo a ser un cuarentón, me he dado cuenta de que, para parecer más sexy, en vez de chupar un cigarrillo como en los comerciales de Marlboro, hay que empezar, definitivamente, a chupar el abdomen.
SANGRE “DE PLÁSTICO”
Sí. Hoy la sangre podrá ser producida en laboratorio. Aquel fluido que tanto sobresalto y desmayos produce a mucha gente cuando la ve, ahora gracias a unos científicos australianos dejará de ser la admiración mítica de los poetas e historiadores que, tradicionalmente, han glorificado en los textos escolares a tantos mártires y patriotas desangrados.
¿Cómo miraremos valerosa una sangre que, a partir de ahora, podrá ser emulada en un tubo de ensayo? Cierto es que será bajo supervisión científica, pero eso lejos de aminorar mis dudas me hace pensar en un señor que por más respetable que sea, no deja de ser alguien que manipulará el plasma y los glóbulos rojos con las mismas manos profanas con las que podría dedicarse a la prosaica tarea de cortarse la uña del dedo gordo del pie, o cambiar un foco.
No es que nos oponemos al avance tecnológico. El propósito es loable. Es una verdadera proeza crear células sanguíneas a partir de células madre. De eso no hay duda. Pero ¿no era mucho más loable ese gesto de valentía que teníamos cuando en la infancia hacíamos de tripas corazón para hincarnos un alfiler en el dedo y sellar, a escondidas, un pacto de sangre con nuestros amigos del barrio?
Si llegar a casa con manchas de sangre en la camisa nos graduaba de matoncillo, en el supuesto de que hubiésemos ganado la pelea, hoy dicha graduación podría ser lograda con tan solo destapar nuestro tubito del tamaño de la anestesia del dentista y dejar caer unas cuantas gotas sobre nuestras prendas.
Todo el misterio, todo lo que de sagrado y poético de la savia humana puede haber tenido se desvanece al comprender que será falsificable. Me imagino los pedidos. Los más interesados serán los políticos que en sus campañas podrán “derramar su sangre por la patria” y volver a sus casas totalmente ilesos (algo parecido ya les ocurre en la actualidad). No faltará la muchacha que quiera terminar por siempre las molestosas menstruaciones y haga un pedido de sangre artificial que llevará en su bolso para cumplir con su cuota mensual del ciclo natural…
Aun no se sabe el costo. Tampoco nos han dicho la presentación en que vendrá. Pero el costo mayor, sin duda, será pagar la desmitificación de la sangre. Ya nadie deberá seguir buscando el Santo Grial. Se acabará la solidaridad expresada en las donaciones de sangre. Aquellos que reclamen la pureza de la sangre, se verán tan ridículos cuando petulantemente alardeen con sus apellidos.
Definitivamente, cuando en las escuelas los niños canten el himno nacional y coreen “te aclamaron por siempre señora, y vertieron su sangre por ti” imaginarán que los soldados sacaron de sus mochilas unos frascos con un líquido escarlata venido del polietileno y lo derramaron en el campo de batalla. Asimismo, cuando entonen la parte en que “Dios mira y acepta el holocausto”, no les quedará ninguna duda que el derramamiento fue por jabas como para que esa sangre se convierta en “germen fecundo”
En fin, el caso es que la admiración que antes teníamos por la sangre hoy está siendo desmitificada. Poco a poco todos los humores restantes también llegarán a ser reemplazados. Las lágrimas serán envasadas. Y muchas mujeres del mundo entero o los cocodrilos pondrán el grito en el cielo en protesta por el plagio. ¡Qué decir de la orina! ¿También producida en laboratorio? No sabemos. Lo que sí sabemos es que ciertas materias fecales, a pesar de no ser humores, ya se producen masivamente y sin control.en muchas Legislaturas.
No hay duda, mucho de lo natural está siendo desplazado y producido sintéticamente. En mucho se debe a la irracionalidad con la que el Hombre ha procedido con la Naturaleza. Por eso, y a pesar de nuestro horror, tenemos que aceptar que en el caso de la sangre está plenamente justificado el experimento, pues tal ha sido nuestro espíritu depredador que hasta la sangre está en extinción.
Cuando los laboratorios la produzcan será muy cara. Y bien merecido lo tendremos los humanos. Casi nadie la podrá adquirir. Sin embargo, nosotros no debemos permitir y deberemos luchar para que de manera gratuita se reparta a un grupo humano desprotegido: los políticos a quienes definitiva e irremediablemente les hace mucha falta en la cara…
USTED NUNCA SE HA “TOMADO” UNA FOTO
Siga usted creyendo equivocadamente que su foto carné, -aquella que guarda con orgullo, cariño o simpatía- es el fiel retrato de cómo es usted.
Todos pensábamos que tomarnos una fotografía era la mejor manera de revelar nuestra verdadera imagen. Pero la única verdad que existe es que estábamos equivocados.
Muchos creímos que el avance tecnológico, por fin, había materializado aquella ilusión de capturar aquel instante que expresara algo de nuestro interior, pero hoy, precisamente ese mismo desarrollo nos permite comprobar que no ha sido así.
La Kodak acaba de producir una pildorita que viaja por su esófago, da brincos en su estómago y termina por pasearse a todo lo largo (y ancho, pues hay el intestino grueso) de las tripas, hasta terminar su travesía reapareciendo por la puerta trasera del colon… Se trata de una mini cámara que, en forma de pastilla, más la ingesta de un bocado de agua (o jugo de frutas si desea foto a colores…) puede ir no solo fotografiando sino además filmando cada milímetro de lo que pasa en su interior.
Antes los sicólogos intentaron lo mismo, sin mayores resultados, excepto el engrosamiento de sus cuentas bancarias. Lo ambicionaron los sacerdotes, hurgando en los propósitos de nuestras almas; lo suyo hicieron los hipnotistas, y también los artistas, pero nunca nadie había llegado tan certeramente a descubrir –y revelar- nuestro verdadero mundo interno.
La fotografía pretendió capturar la realidad tal cual era, y hasta ahí le fue muy bien. ¡Con qué fruición y eficacia mezcló Daguerre los ingredientes y las placas para inmortalizar un pedazo de la vida! Pero cuando la pretensión fue llegar a revelar la verdadera alma de las personas es cuando el asunto se complicó, porque se tuvo que inventar de urgencia la Pose.
Hay quienes dirán que la pose ya se había inaugurado mucho antes frente a los espejos: con el estiramiento de columna que hacen algunos para verse más esbeltos; con el ensayo de posiciones de cabeza, la dirección e inclinación de la mirada para lograr una imponente, sensual, seductora, o simpatizante. Pero el caso es que este argumento es poco rotundo, porque retirados del espejo, la imagen duraba más en la retentiva del “posador” que en el vidrio azogado, Y la pose, la auténtica pose ¡debe durar!
Posteriormente, el chiste era captar a un individuo en su estado más espontáneo, esto es: tal cual es. Lo más natural posible.
Hay quienes, en acceso de audacia, incluso han creído lograrlo tomándosela totalmente desnudos. Entonces por ahí los vemos, dentro de un marco, sobre el escritorio, con brazos abiertos, a lo lejos, caminando por la playa. Como los trajo Dios al mundo y como los deformó el Diablo. Pero son solo vanos intentos por mostrarse naturales, espontáneos, libres... y posados.
Cuando nos sentimos apuntados por una cámara somos todos iguales: exageramos la sonrisa para mostrarnos confiados, vemos el lente y pretendemos seguir siendo naturales, rogamos por no salir tan mal, tenemos curiosidad por ver impresa la foto, o nos inmovilizamos como cuando estamos a punto de tragar y detectamos una espina de pescado.
Lograr que alguien aparezca “tal como es” ha sido siempre un reto. Tanto para quien oprime el obturador cuanto para quien trata de no oprimir nada y salir distendido en la foto. Pero, indiscutiblemente, capturar nuestro verdadero interior a través de una foto retrato ha sido siempre una ilusión y una quimera. Hoy, la Kodak, con esta camarita gastrointestinal, lo hace realidad.
Lo único que falta por resolver es cómo sonreír por dentro... cuando suene clic.
EL CADÁVER PEDAGÓGICO
En la escuela desfilábamos frente a frascos llenos de formol con animales y fetos suspendidos. Lo hacíamos con propósitos pedagógicos. Hoy vemos con asombro en una galería de Nueva York una exposición de cadáveres humanos. Por ahí un pulmón con cáncer, un hígado cirrótico, cuerpos despellejados y hasta una mujer regordeta cercenada verticalmente en cuatro. Dicen los mentalizadores que de un modo artístico la gente aprende sobre los estragos de las enfermedades. ¡Vaya forma de aprender! Sin duda, la pedagogía de “la letra con sangre entra”
¿Qué nos puede enseñar un cadáver, por más que haya quienes quieran “ver muerto” a alguno de sus profesores! Hamlet, acarició el cráneo sin pellejo de su padre y “conversó” con la muerte. En las morgues del mundo los cadáveres son los textos donde aprenden los futuros médicos (muchos de los cuales enviarán a sus clientes al mismo lugar…). En México, las calaveras no espeluznan, por el contrario, comerlas como caramelos nos enseñan que la muerte es parte de la vida… ¡Por qué entonces tanto escándalo con esta exhibición de cadáveres humanos?
¿Qué de terrorífico o reprochable en esta exposición? Repugnante o no, lo cierto es que una multitud de visitantes estuvo dispuesta a pagar 24,5 dólares por horrorizarse, estremecerse, impresionarse o… aprender. Pero más allá de la dudosa intención pedagógica, la gente abandonaba la exhibición con una pregunta más espeluznante todavía: “¿Es esto arte?”
La muerte ha sido eterno motivo de arte. Un raudal interminable de ejemplos así lo confirman. Pero… ¡cadáveres? Disecados, o, mejor dicho, plastinados -esa nueva técnica que inyecta silicón allí donde circularon los jugos vitales del cuerpo- colgados de ganchos o flotando en litros y litros de formol.
En el archivo Burns de Nueva York, el más grande fondo de fotografía post mortem quienquiera podrá mirar fotos de cadáveres que luego de esperar 7 u 8 horas desde que se graduaron de recién muertos, evadían el rigor mortis y eran colocados en posturas familiares junto a los seres queridos que solicitaban “la última foto”.
A partir de que Marcel Duchamps exhibió un urinario en 1917, después muchos “artistas” han llegado a pensar que el arte es presentarnos lo que aquel suele contener… La discusión de qué es arte se disparó drásticamente en un efecto interminable y multiplicador al punto que hoy los cuerpos de ocho asiáticos por los que nadie reclamó, pasaron de la morgue de la ciudad a los eruditos salones de las galerías de arte no sin detenerse antes –claro- en el gabinete del “Doctor Jeckyll”.
Hoy “cualquier cosa es arte”. Lo que cuenta es la intencionalidad y la resignificación que imprima el artista… No nos extrañemos que algún día algún recién egresado de las facultades de arte invite a una delegación de mendigos y les diga “Señores Pordioseros, ¿serían tan amables de instalarse dos semanas en el museo de arte y ejecutar allí sus actividades? … es que resulta que estoy participando en una Bienal” ¡Y no me extrañaría que ganase el premio!…
Es verdad, los parámetros en arte, han cambiado muchísimo y las herramientas también. En lugar de usar pincel, plumilla, lápices o cincel, en determinado momento sorprendió al mundo que los artistas los suplanten por el mouse y el scanner. En la actualidad, la evolución hará que en lugar de usar pincel se use una vaca o un riñón; y al trazo del artista le suplantará la estela de un tumor pancreático en el “lienzo” del formol.
Definitivamente, mucho ha cambiado el arte desde las pinturas rupestres y continuará su evolución, de manera que, de momento, una exposición de cadáveres no debería espeluznarnos, pues, en fin de cuentas, bien vistas las cosas, un cuerpo desollado no es más que un streap tease llevado hasta las últimas consecuencias.
De vuelta...
viernes, 26 de octubre de 2007
Una Corta Vacación
El día 13 de octubre viajé a Alcalá de Henares por lo cual dejé de publicar mis dibujos en LA COLUMNA DE BONIL hasta el 30 en que me reincorporaré. Fui a España a presentar el libro "Historia del Humor gráfico en Ecuador", del cual soy editor y autor.
La tarde en que se presentaron los libros Historia del Humor Gráfico en Cuba e Historia del Humor Gráfico en Ecuador. En la foto: Jorge Alberto Piñeiro; Arístides Hernández (ARES), autores del libro de Cuba; el agregado cultural de la embajada cubana; Juan García Cerrada, director de la Fundación de la Universidad de Alcalá; Ermengol y Xavier Bonilla (BONIL), editor y autor del libro de Ecuador.